2017 año sinodal

Fotografía: Alberto (Creative Commons)
Acabamos de comenzar un nuevo año y a lo largo del mismo nos encontraremos de todo, días buenos y días malos, momentos alegres y momentos tristes, claridad y oscuridad, pero a estas alturas podemos decir poco más. Es la realidad, es la vida misma. Desde la óptica cristiana el devenir del tiempo siempre lo contemplamos como una posibilidad de mejora que Dios pone en nuestras manos, por eso nuestra responsabilidad es mayor.
Justo ahora, en este momento de la historia de nuestra Diócesis de Coria-Cáceres, tenemos clara una cosa, el 2017 será el año sinodal por excelencia, acabaremos los temas de trabajo y tendremos las sesiones sinodales propiamente dichas, en las cuales se llegarán a las propuestas de acción de cada uno de los temas, que quieren ser las líneas maestras de la acción pastoral diocesana en los próximos años. Lo hemos dicho más veces, pero es una verdad como una casa, si no sabemos aprovechar este momento de gracia, dejaremos escapar una oportunidad que no volveremos a tener.
Por eso, hay que recuperar la ilusión primera, los grupos que se han podido quedar rezagados deben iniciar el estudio de este cuarto tema con ganas. Los secretarios, coordinadores y los sacerdotes que acompañan deben hacer un esfuerzo para lograr la participación de todos los grupos que se constituyeron al comienzo. El tema es difícil por eso se ha hecho un esfuerzo mayor para la presentación del mismo en los arciprestazgos.
El paso de tiempo nos irá preparando, porque poco a poco se irá conociendo el reglamento de las sesiones finales, número de las mismas, sitios donde se van a celebrar, participantes, votaciones…todo debe estar muy claro para que nadie se despiste. Será muy importante la presentación de las propuestas de acción de cada uno de los temas, que sean comprendidas por todos para que la decisión sea acertada y no llame a equívocos.
Los responsables directos de las futuras líneas de actuación, deben ser conscientes (creo que lo son) que tan decisivo como lo hecho hasta ahora y lo que nos queda, será encontrar el método para llevar a la práctica lo que se acuerde, establecer los mecanismos de seguimiento, y lograr la implicación de todos los organismos diocesanos.
Este es el camino, y en ello estamos, nos queda andarlo. Mucho ánimo para todos.