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Aclaraciones imprescindibles

Sacerdote

El reconocer los errores cometidos por uno mismo o por parte de algún miembro de los grupos a los que se puede pertenecer, persigue, entre otras, reconocer la realidad y no creerse mejor que nadie. Lo que sucede es que la mayoría de las veces la opinión pública se queda con el hecho aislado y olvida lo que es habitual, esto, solo se soluciona: con la transparencia habitual y con una buena política informativa de lo que se hace.

La semana pasada dábamos los datos de los casos de pederastia en la Iglesia en España desde el año dos mil hasta ahora, 220 casos de los 17.337 sacerdotes diocesanos que en la actualidad hay, un poco más del 1%, o sea de cada cien, en este tiempo, uno. Efectivamente, no tenía que haber ninguno, pero ¿y los otros 99? Un compañero me confesaba su disgusto y sufrimiento, por la injusticia total contra miles de sacerdotes que dejan su vida a girones en países de misión y en nuestra sociedad occidental a favor de los derechos de la infancia y de los más desfavorecidos; participando y fomentando proyectos concretos en beneficio de los que no cuentan nada, de los que lo han perdido todo, incluso su dignidad y que están abandonados por todas las instituciones.

Es injusto, o por lo menos no es toda la verdad, que una representante del gobierno acuse a la Iglesia de su falta de colaboración en este asunto, y no cite la aportación de la misma en este mismo campo; es injusto, partidista, malintencionado y demagógico. He citado muchas veces que la Iglesia, con el papa Francisco al frente, ha pedido públicamente perdón por lo que no se ha hecho bien, y se están dando los pasos para que no vuelva a pasar. En este trabajo y en esta lucha dolorosa tenemos que estar implicados todos los interesados, denunciando conductas (de forma justificada) que echan por tierra el trabajo de tantos hombres y mujeres buenos, que han dado y dan, no de lo que les sobra, sino lo que son, que es su propia vida. Por el mal ejemplo de unos cuantos, NO HAY DERECHO que se cometa esta injustica contra esta gente.

Además del terrible problema del que hablamos cada palo tiene que aguantar su vela, no se puede tirar la piedra y esconder la mano, otras muchas instituciones tendrían que pedir perdón, por casos concretos que se conocen, por ejemplo, al negarse a crear comisiones de investigación.

El “calumnia que algo queda”, me parece poco democrático y es un mal camino para una sociedad sana.