biografias-11-d

Beato Cristóbal de Santa Catalina

biografias-11

FUENTE: HÁGASE

El padre Cristóbal de Santa Catalina (Cristóbal López de Valladolid), nació en Mérida, en el número 8 de la calle Baños, el 25 de julio de 1638. Bautizado en la iglesia parroquial de Santa Eulalia e hijo de labradores muy pobres. Tuvo tres hermanos, pero nada se sabe de ellos, a excepción de uno que ingresó en la Congregación Hospitalaria. Trabajó en el campo con su padre y luchó contra el hambre. Sólo se conoce de su juventud su afición a la penitencia.

Ordenado sacerdote y nombrado capellán de un Tercio de Castilla en la guerra contra Portugal, gravemente enfermo tuvo que regresar a Mérida a la casa de sus padres. Al restablecerse se retiró para hacer vida eremita a Córdoba, donde funda junto con el Maestrescuela Bañuelos en 1670 el eremitorio de San Francisco y San Diego de Villaviciosa en la sierra, donde a diario oficiaba misa en la iglesia del eremitorio, aun hoy existente, dedicada a Ntra. Sra. de Villaviciosa, a la que profesó gran devoción y ante cuya imagen compartía la Eucaristía con sus hermanos de la congregación.

Son varias las ocasiones en las que el Beato Francisco de Posadas (biógrafo del Padre Cristóbal) menciona en su biografía visitas del padre Cristóbal al Santuario de la Virgen de Villaviciosa, a la que profesaba tal devoción que, rogando la curación de un ermitaño enfermo del desierto del Bañuelo, llegó a atravesar la sierra descalzo hasta postrarse a sus plantas para pedir la bendita intercesión.

Atraído por la regla de San Francisco de Asís, profesó como terciario en el convento de Madre de Dios de Córdoba. Después de Mérida, Córdoba es su auténtica patria, donde desarrollaría su vocación sacerdotal y donde fundó el 11 de febrero de 1673 el Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno para atender a los más necesitados. Coloca en la puerta del centro su lema: “Mi providencia y tu fe tendrán esta casa en pie”.

Ancianas, pobres y enfermas era el principal objetivo de su Fundación de Hermanos Hospitalarios de Jesús Nazareno, según sus reglas aprobadas por Benedicto XIV en 1746 y de la que sólo existe un ejemplar que se conserva en los archivos de la Casa de Córdoba. Escribió el libro de Las Reglas y Constituciones que han de guardar las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno impresas en 1740 en Córdoba y redactadas por el Padre José Capilla, Administrador del Hospital después de muerto el fundador. Murió en 1690 a los cincuenta y dos años tras crear varias instituciones. Tuvo seguidores en distintas ciudades españolas y se le atribuyen varios milagros.

En 1773 fue incoado el proceso de beatificación. Tras diversos avatares y contratiempos que hacen que el proceso se alargue por un periodo de más de dos siglos, el día 13 de junio de 2008, se dio por válido el proceso diocesano. Ya en el Vaticano, la fase romana tiene dos ámbitos de investigación, el teológico y el médico, y ambos comenzaron, gracias a un milagro acaecido a una trabajadora del mismo Hospital de Jesús Nazareno de Córdoba. Las conclusiones pasaron a la Congregación de Obispos y Cardenales y su juicio, una vez aprobado en noviembre de 2010 el inexplicable milagro, dictaminó que el 28 de junio el Santo Padre Benedicto XVI decretara las virtudes heroicas y el 20 diciembre de 2012 autorizara al cardenal Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, a promulgar el decreto concerniente al milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo. Este hecho supone el espaldarazo definitivo para que sea beatificado el domingo 7 de abril en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, en una ceremonia presidida por el mismo Cardenal Angelo Amato, siendo la primera beatificación que se celebra en la diócesis cordobesa y la primera del pontificado de S.S. Francisco.


Volver a arriba