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¡Bien por los buenos!

Campo de concentración de Buchenwald

Fotografía: vincent desjardins (Creative Commons)

Cuando casi todos los días las primeras páginas de los periódicos nos sorprenden con noticias poco agradables sobre el comportamiento de aquellos que tendrían que dar ejemplo, parece que tienes la sensación de creerte que esto no tiene solución y que todos son (¿somos?) iguales. Cuando en vez de tomar medidas para evitar que lo que sucede vuelva a pasar se acusan unos a otros con el desgraciado “y tú más…” te parece estar viviendo en un mundo donde solo prevalece el engaño y el aprovechamiento casi miserable.

Algo hay que hacer, no busquemos soluciones mágicas y ¡ojo con los que se presentan como los salvadores! pero lo que no podemos permitirnos es creer que no hay gente buena, las hay, y están muy cerca de nosotros.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha decidido, con muy buen criterio, rescatar del olvido y rendir homenaje a las figuras de 18 diplomáticos españoles que durante la segunda guerra mundial salvaron del Holocausto a miles de judíos y lo hicieron arriesgando su vida y solo movidos por su generosidad desinteresada. La exposición “Más allá del deber” que estará abierta en el Palacio de Santa Cruz de Madrid hasta el 19 de diciembre, muestra las acciones de estos héroes.

El más famoso de todos es sin duda Ángel Sanz-Briz (el ángel de Budapest), zaragozano nacido en 1910 y fallecido en 1980, este diplomático actuando por su cuenta, contribuyó a salvar de una muerte segura a mas de cinco mil judíos-húngaros (la famosa lista de Schindler la componían mil quinientos), consiguiéndoles pasaporte español, primero a los que alegaban ser judíos sefardíes (judíos españoles) y después a cualquier judío perseguido. Fernando Canthal, cónsul en Milán, también utilizó sus dotes diplomáticas para salvar a muchos. José María Gasset, que detuvo la deportación de judíos españoles de Salónica. Julio Palencia… y así hasta completar el número que citamos más arriba.

En estos días cercanos a la Navidad en los que todos nos deseamos lo mejor, sobre todo mucha paz, debemos recordar a personas como estas, y otras muchas que tienen como primera opción ayudar arriesgando su vida. Su ejemplo debe darnos ánimos para hacer nosotros lo mismo.

La Navidad es la gran lección por parte de Dios de que el hombre puede hacer las cosas bien, que la misma nos ayude a recuperar la fe en las personas.

¡FELIZ NAVIDAD!