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Crónica de un sínodo que puede cambiar a la Iglesia católica (III)

Vaticano

La primera parte del Sínodo de la Sinodalidad que se ha celebrado en Roma del 4 al 29 de octubre acaba de terminar. Durante estos días los padres y las madres sinodales han dedicado su tiempo a la reflexión y al dialogo sobre lo que el “instrumento de trabajo” proponía.

Se han ido estudiando todos los temas, los apuntes están tomados, las aportaciones están hechas, pero “ha llegado la hora de concretar, de aterrizar para evitar que un sínodo que promete mucho no se estrelle, no se quede en nada”.

Hoy (miércoles 25), día en el que se escribe la columna, se comienza a discutir el documento de síntesis que ayudará sin duda a ser más concretos, también deberá aparecer la Carta al Pueblo de Dios que recogerá todo lo vivido, estos dos documentos nos ayudarán a conocer mejor lo sucedido, se publicarán en pocas fechas y los comentaremos.

Tenemos ahora 11 meses por delante para que, dentro de un año en la segunda parte del Sínodo, se puedan encontrar hechos concretos que ayuden a la Iglesia a caminar juntos. Será tiempo de hacer realidad y sobre todo concretar aquello que ha sido futro de un proceso de escucha desarrollado desde 2021 para acá, y que va a volver a ser trabajado para el próximo año volver, deseamos que, con más fuerza, retomar y poder decidir qué es lo que la Iglesia necesita hoy. ¡Cuán largo me lo fiais, amigo Sancho!, como diría el otro. Como veis los tiempos de la Iglesia parecen a menudo interminables.

Hasta que lleguen los textos que citábamos antes, hay dos imágenes que se quedan en la memoria colectiva de casi cualquier observador de este Sínodo de la Sinodalidad: los participantes distribuidos en 35 mesas circulares y la presencia de mujeres que hablan y que votan. Si tuviéramos que quedarnos únicamente con esto, sería decepcionante, no habría merecido la pena tanto esfuerzo. Por eso vamos a esperar esos documentos y sacaremos las primeras conclusiones.


Por otro lado, seguimos asistiendo aterrados, a las consecuencias del enfrentamiento entre Israel y Hamas. Van pasando los días, los rehenes siguen presos de sus captores, los misiles siguen destruyendo Gaza y miles de inocentes siguen muriendo, sin que sepamos qué es lo que va a pasar la semana que viene.

El siglo XXI sigue batiendo records de violencia cada día. ¿Hasta cuándo?