Día de la Diócesis

Fotografía: Alberto Mateos
Si se me ocurriera preguntar a los cacereños a cuatro días de la celebración de las fiestas de la Virgen de la Montaña, del día de San Jorge, de la Romería de San Blas o de la Semana Santa, por el día de su fiesta, seguro que todos sabrían contestarme. Si hago la misma pregunta a cuatro días de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, posiblemente no recibiría ninguna respuesta acertada.
El domingo 6 de noviembre se celebró en la Iglesia de España este día tan notable en el que se intenta concienciar a los creyentes católicos de la importancia de la pertenencia a una diócesis en concreto. En la actualidad, hay 70 diócesis, 69 territoriales y la castrense.
Desde que los cristianos asumieron de los romanos esta división territorial, hasta hoy han pasado casi XX siglos, y las mismas siguen vivitas y coleando. Existe también una recomendación de que los límites de las mismas se vayan adecuando a las demarcaciones de las provincias civiles, pero, pienso, que como es solo una recomendación, el dicho aquel “las cosas de palacio van despacio”, se hace aquí mucho más evidente, y se convierte en una aspiración inútil.
La nuestra, de Coria-Cáceres desde finales de los años cincuenta del siglo pasado, y de Coria desde por lo menos el siglo VI, tiene también su historia de la que ya hemos hablado en otras ocasiones.
Una de las recomendaciones del XIV Sínodo Diocesano, fue que para una mayor eficiencia pastoral, era necesario la creación de “unidades (o zonas) pastorales” que agruparan a una serie de parroquias que trabajaran con programaciones comunes, y todas ellas coordinadas por la vicaría correspondiente.
Es cierto que ya existen unas especies de “unidades (o zonas) pastorales”, son los arciprestazgos. En la actualidad en la Diócesis hay nueve, a saber, Cáceres, Coria, Montehermoso, Hurdes, Sierra de Gata, Granadilla, Montánchez, Alcántara-Arroyo y Valencia de Alcántara. Al frente de los mismos está el arcipreste, como figura que coordina, o debería coordinar, la labor pastoral emanada de las líneas fijadas por la Diócesis. El arcipreste es el que conoce, o debería conocer, hasta el mínimo detalle de los que sucede en su territorio de referencia, y el que debe dar cuenta del mismo.
Pienso, bajo mi humilde opinión, que el colegio arciprestal, tiene que ser el grupo de referencia fundamental de la labor pastoral diocesana, y algunos de sus miembros deberían estar presentes en el máximo órgano de gobierno de la Diócesis.
¡Feliz mes de noviembre!