Día del seminario

El retorno del hijo pródigo (Rembrandt)
El 19 de marzo fiesta de San José es el día del Seminario (por lo tanto, lo tengo claro, tema de la columna, el seminario). Creo que fueron los Operarios Diocesanos los que más trabajaron para que este día fuera escogido por todas las Diócesis como el más apropiado para serlo. Pienso que fue un acierto. Difícilmente se puede encontrar un personaje en la historia de la Iglesia que con tan poco protagonismo querido o buscado haya jugado un papel tan trascendental. Quizá la figura de sacerdote en la actualidad tenga que tener esa nota distintiva.
En el edificio continúan las obras, desde aquí os animo a seguir colaborando en lo que se pueda, no se nos pide más, solo en lo que se pueda. La obra, aunque a algunos les parezca un gasto excesivo, está justificada, el edificio quedará como referente diocesano, no solo para los seminaristas, sino para cualquier actividad pastoral: grupos, reuniones, conferencias, encuentros, charlas, conciertos… además ofrecerá a la ciudad todo el fondo del Archivo Diocesano, y la Biblioteca con sus miles de libros de filosofía, teología y ciencias afines.
El lema de la campaña de este año “Enviados a reconciliar”, destaca la labor fundamental del sacerdote allí donde esté: llevar la paz, el encuentro y el perdón a todos, nos solo para los que lo soliciten. Como no podía ser de otra manera, en el año de la misericordia se debe destacar lo que significa ser misericordioso, y si la llamada del papa es para la Iglesia entera, los sacerdotes deben darse por enterados, los primeros.
El abrazo del padre de la parábola del hijo pródigo es la mejor imagen para iluminar lo que significa ser sacerdote. Cuando el fin de semana hablemos en nuestras homilías de estas cosas, e intentemos explicar el significado de ese lema, ¿cómo reaccionarán nuestros feligreses?: ¿removiéndose en los bancos?; con una sonrisa maliciosa como preguntándose y ¿éste qué dice?; ¿con cara de incredulidad?, o ¿lo aceptaran como algo normal porque es lo que ellos están viendo en nuestra conducta todos los días?
Un recuerdo y un ánimo para los formadores de Seminario, dado que su labor es compleja, difícil y poco agradecida. Y una petición a los seminaristas, que vuestra vocación se fundamente además de en el encuentro personal con Jesús que se da por hecho, en adquirir el convencimiento de que vuestra labor es vivir lo que significa ser misericordioso.
¡Feliz Cuaresma!