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Doctrina social de la Iglesia

Peatones

Hace unos días asistía a una charla sobre la misión de la Iglesia en el mundo actual, el conferenciante fue exponiendo sus ideas sobre la materia y la verdad es que razonó acertadamente todo lo que dijo. En el turno de preguntas, alguien le cuestionó sobre qué hacía la Iglesia, ante las situaciones de injusticia conocidas tanto a nivel social como individual, y su respuesta me sorprendió tanto que la reproduzco textualmente  “ante esa pregunta solo tengo que decir que de eso se ocupa la Doctrina Social de la Iglesia, y su mensaje es claro”.

Es como si hubiera dicho una palabra mágica, en la que se encontraba toda la solución del problema, y no había más que decir. Me ha hecho reflexionar la contestación, porque me temo que muchas veces nuestras explicaciones son así, sin aterrizar en lo que estás viviendo todos los días.

Los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia se pueden resumir en estos tres: la dignidad de la persona humana fundada en la realidad de que todos somos hijos Dios, la primacía del bien común sobre el bien individual o el de la empresa, y el destino universal de las bienes.

Su mensaje le exige, primero a sí misma (a la Iglesia), y después a quien quiera escucharla, que sus balances no solo sean números. Su preocupación no es equilibrar los resultados, sino el conocer cómo se hace o cómo se logran esos equilibrios.

Si a la hora de contratar trabajadores uno te dice que no tiene ningún problema en renunciar al 10% de su sueldo y donarlo a la empresa, y otro en la misma situación no puede hacer eso porque necesita ese sueldo, ¿a quién escogerías? ¿Qué pensarías si conocieras el caso de una empresa que para lograr equilibrar sus resultados le pide a sus trabajadores que den un par de horas más sin pagárselas, porque lo hacen por el bien de la Iglesia?, ¿o que renuncien a alguno de sus derechos por el bien de la empresa? Te parecería escandaloso, seguro. Y si además ¿haces eso sabiendo que el trabajador no tiene más remedio que aceptar lo que le dices, porque es lo único que tiene y no puede privarse de ese poco?, entonces no te parecería escandaloso sino miserable ¿verdad?

¡Fuera máscaras! Contra las mismas ¡transparencia siempre! (Isaías 58,6)