Duro con ello
La pandemia sigue dándonos muy malas noticias, los números de contagios siguen aumentando sin control, y es posible que las decisiones que se tomen vuelvan a ser duras, pero… hay que seguir luchando contra el enemigo común con todas las medidas posibles, y entre ellas está la del comportamiento individual que no se puede relajar ni lo más mínimo.
Es verdad que las vacunas ya están aquí, y eso nos abre un frente de esperanza muy importante, más pronto que tarde irán llegando y la inmunidad será una realidad si todo va como tiene que ir.
Aunque sea a modo de anécdota, hace ya bastantes años, me gustaba enterarme de los datos estadísticos anuales, consultar la posición de nuestra región en las tablas del PIB (producto interior bruto), o de la renta per cápita, tasa de paro, para ver la diferencia entre las diferentes autonomías. Estos datos justificaban las reivindicaciones y las reflexiones sobre el abandono endémico de nuestra tierra por parte del gobierno central. Hubiera disminución o no de esa diferencia, lo cierto es que siempre estábamos los últimos en las distintas clasificaciones. Por eso, cuando ahora estos días estoy viendo que somos los primeros con diferencia en la tasa de contaminados por cien mil habitantes, me da un no sé qué.
Las consecuencias de la pandemia se van sintiendo en las celebraciones religiosas según sea el tiempo y el momento. La disminución de la asistencia a los cultos es evidente y comprensible. Las procesiones de Semana Santa que el año pasado costó tanto asimilar su suspensión, este año serán suspendidas también. Sevilla, Granada y Cádiz ya lo han comunicado oficialmente, por lo que las demás diócesis más tarde o más temprano harán lo mismo.
En Cáceres lo próximo serán las romerías de los Mártires y de San Blas, la semana que viene escribiremos sobre las mismas, si el año pasado nos libramos de milagro, este año no hay nada que hacer.
La Iglesia ha asumido, asume y asumirá todo lo que vaya encaminado a conseguir la salud de todos, no hay restricciones mentales que valgan, nuestra fe nos exige ahora velar para que todos podamos encontrarnos de nuevo cuando logremos vencer al virus. La alegría y la fiesta volverán, pero ahora es necesario ser muy responsable. Nuestro Dios que sabe lo que necesitamos está de nuestra parte.
Mucho ánimo y a cuidarse.