El amo injusto

Fotografía: Vincent Brassinne (Creative Commons)
No sé si habré escrito alguna que otra vez sobre el asunto, seguro que sí, pero siempre que leo esta lectura se me comienzan a mover los dedos en las teclas, porque la lógica del Dios de Jesús es algo que me desconcierta. Es mejor que llegue este comentario después de haber escuchado el relato el domingo pasado porque así lo actualizamos y le damos una vuelta más.
O sea que este amo de la viña paga igual al trabajador que trabaja ocho horas y ha soportado todo el peso del sol, que al que trabaja una y que lo ha hacho al atardecer, y además con “la fresca”. ¿Cómo es posible? Y la justicia distributiva ¿qué?
No tenemos remedio, nos ponemos a dar vueltas a estas consideraciones, nos quebramos la cabeza con estos razonamientos muy lógicos, hacemos reuniones para aclararnos y nos olvidamos de lo principal. Y ¿qué es lo principal? Al amo de la viña no le importa nada el tiempo (incluso la parábola no dice nada de cómo hacen el trabajo los viñadores) que estén trabajando en su viña los trabajadores que quieran ir, sino que lo que le interesa es que los trabajadores acepten ir a su viña. Ah, y nosotros discutiendo sobre el contrato y la duración del mismo.
Los trabajadores de la parábola, todos respondieron afirmativamente, porque todos estaban buscando algo, necesitaban trabajar, algunos no con muy buena disposición por como reaccionaron, pero fueron, y seguro que a la larga cambiaron.
Ahora que estamos en tiempo de programación, de buscar lemas para el curso, de dejar clara las fechas para que después no tengamos excusa, de planificar todo para que nada falle. ¡Ojo! No nos enredemos y vayamos a dejar de lado lo que es fundamental.
La lectura nos invitaba a reconocer que Jesús hoy sigue haciendo la misma invitación, y analizar no como es la respuesta de los demás (que también habrá que hacerlo) sino como es la de cada uno. ¿Pones muchas objeciones?: condiciones de la viña, si está lejos o cerca, cuánto tiempo dura la jornada, periodos de vacaciones, quien es el capataz…
También habrá respuestas verdaderamente entusiastas, generosas y comprometidas, esas son las que nos animan y nos motivan para seguir en la viña a pesar de esos deseos de buscar otras cosas que en realidad no nos conducen a nada.
¡Buen curso para todos!