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El año de la vacuna

Jeringuillas

Los chinos, creo que acaban de inaugurar el año del buey, a mí me gustaría muchísimo que el título de la columna semanal fuera una realidad en poco tiempo; a pesar de las dificultades en la producción, parece que puede ser posible que en verano la inmunidad que producen las mismas vaya imponiéndose a esta catástrofe.

Hemos pasado un mes criminal, con las cifras de contagios disparadas, en primara posición de todos los ranking negativos, y con cantidad de restricciones. Lo más doloroso las muertes que se han producido, y que se seguirán produciendo; al no haber tratamientos fiables, el trabajo extraordinario de todo el personal sanitario se hace muchísimo más complicado.

Esta realidad es la que pone de manifiesto el peligro de la enfermedad con las que nos estamos enfrentando, y del que creo que no hemos llegado a concienciarnos del todo, visto los resultados de las distintas olas. Si hubiéramos aprendido de la primera no hubiéramos tenido la segunda ni la tercera, con las consecuencias terribles de ambas.

Entiendo que las restricciones estén socavando peligrosamente la economía del país, hay muchos trabajadores por cuenta ajena y autónomos que no pueden soportar más, y no sabemos, aunque intuimos lo que se nos puede venir encima. Pero, cuando nos ponen delante el dilema “economía o salud” creo que todos sabríamos que escoger.

A esta altura volvemos a constatar a diario que los números de contagios están bajado considerablemente, y aunque la situación hospitalaria es todavía muy difícil, poco a poco irá mejorando. Se comenzará a abrir la mano en determinados casos y actividades, lo cual está bien, pero demostraríamos no haber aprendido nada si de nuevo volvemos a creer que no pasa nada, y que ya todo está solucionado. No, por favor.

Las medidas de protección individual y de protección a los demás deben ser respetas con más rigor que hasta ahora, nadie puede relajarse en la utilización de las mascarillas, ni en lavado de manos, y sobre todo manteniendo la distancia social en el trato con los demás.

Hay muy poco o nada que celebrar, no hay razones para saltarse las normas con excusas que no tienen ningún fundamento. Solo con la colaboración de todos podremos hacer que todo sea más llevadero.

La Iglesia católica en sus actos abiertos a los creyentes, debe seguir demostrado que ahora lo que prima es la salud de todos y esa debe ser la norma en todo lo que hagamos.

Cuidaos por favor.


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