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El plan que viene

Campana de la concatedral de Cáceres

Fotografía: Pedro (Creative Commons)

Uno de los trabajos post-sinodales que todo el mundo considera como imprescindible, es la elaboración de un plan pastoral diocesano que fundamente y coordine la acción pastoral diocesana a lo largo del tiempo, el nuestro parece que tendrá una duración de cinco años.

El peligro de estos documentos es que sean trabajos de laboratorio, y por lo tanto elaborados por muy pocas personas, es verdad que supone un trabajo duro y pasando bastantes horas sentados ante la pantalla de ordenador, pero ese no es todo el camino. Es necesario saber dar participación a cuantos más mejor.

No vale la excusa que ese trabajo comunitario ya está hecho en el Sínodo y ahora solo hay que plasmarlo en un documento. Este plan es tan importante que se requiere que la forma sinodal de trabajar se mantenga en la elaboración del mismo, hay que dar participación, recoger aportaciones de todos los estamentos diocesanos y saber reflejar en el mismo lo que hay que reflejar. En suma, un trabajo complicado.

He dicho que este documento debe fundamentar la acción pastoral, y esto es muy importante, el plan deberá determinar qué tipo de Iglesia, de diócesis y de parroquia queremos construir a través de las acciones que después se irán enumerando. El lograr criterios unitarios en esos cimientos, es crucial para lograr el éxito de lo que nos proponemos. Y el buen criterio en la elaboración del mismo logrará la coordinación necesaria para que todo el trabajo pastoral camine en la misma dirección.

Por otro lado, repasado las conclusiones sinodales, me he dado cuenta que una de las palabras que mas aparece es la palabra “formación”. Ese fundamento del que hablaba antes, solo será posible con una formación sólida de todos los agentes de pastoral. Dar razón de lo que se cree no ha sido una práctica frecuente entre nosotros. Normalmente hemos sido conformistas a la hora de aceptar lo que se nos dice. Dar pasos para ir cambiando esta realidad, me parece una línea de acción acertada.

La práctica nos demuestra que la formación suele ser una demanda bastante común en los laicos y en los mismos sacerdotes, pero después cuando organizas alguna actividad para superar esta carencia, la respuesta no es todo lo positiva que debería ser.

Esperamos este documento post-sinodal, porque del mismo dependerá mucho el éxito del trabajo realizado a lo largo de los cuatro años sinodales.


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