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El seminario existe

Crucifijo

Fotografía: Leonardo Sardinha (Creative Commons)

De los tres seminarios de la Provincia Eclesiástica de Extremadura, el más antiguo, con diferencia, es el de Coria-Cáceres. En 1604 el obispo Galarza consiguió la autorización necesaria para que esta institución comenzara a funcionar como Seminario Conciliar de Coria en Cáceres. Su historia es tan peculiar como puede ser la del cualquiera, con la particularidad de lo cambiante de su ubicación: Tajo arriba o Tajo abajo.

Estamos en 2022 y la actualidad y la problemática de estos centros de formación es tan diferente a la de sus orígenes que merece la pena detenerse en la misma. La situación es tan problemática que de los tres seminarios regionales solo funciona en su diócesis propia uno: el de Coria-Cáceres. Los otros dos tienen a sus seminaristas en algún teologado de Salamanca y cursando estudios en la “Ponti” salmantina, el primero en trasladarse fue Plasencia y creo que el curso pasado hizo lo propio Badajoz.

Don Jesús llegó a la Diócesis en febrero y la realidad del seminario lo empujaba a hacer lo mismo que sus dos colegas, los cinco seminaristas que se forman en el edificio de la carretera de Trujillo, le ofrecían la solución en bandeja. Sin embargo no ha sido a así, la semana pasada se conoció la noticia del nombramiento de un nuevo equipo de formadores para el Seminario lo cual es la demostración evidente de su apuesta total a favor del que se conoce como “el corazón de la Diócesis”.

Nuevo equipo quiere decir, nuevas ideas, nuevas ilusiones, nuevos proyectos, con la esperanza puesta que en los próximos años el número de seminaristas debe ir aumentando. En cuatro o cinco años, debemos recuperar el número en el que nuestro Seminario se ha movido siempre: 8 a 12 seminaristas.

Nadie pone en duda de que la apuesta es arriesgada, pero Don Jesús ha pedido, y lo tiene, el apoyo del clero diocesano. Todos tenemos que comprometernos a trabajar en la labor de la promoción y acompañamiento de las nuevas vocaciones, todos tenemos que aportar nuestro grano de arena a la hora de sembrar la semilla de la vocación en el corazón de los jóvenes.

La Diócesis tendrá muchos retos pastorales, la sinodalidad exigida por el Papa Francisco será uno de ellos, pero si hay algo trasversal que deberá estar presente en todo lo que se programe, este debe ser el tema del Seminario.


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