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El Sínodo de la Iglesia en Alemania

Bancos de una iglesia

La semana pasada intentaba reflexionar un poco sobre la palabra sinodalidad, y quizá lo único que pudiste sacar claro era que esa palabreja, viene del vocablo griego sínodo que significa “caminar juntos”, casi tan claro como que dos más dos son cuatro.

Os prometí hablar algo sobre el Sínodo de la Iglesia Católica en Alemania. Hablar de la Iglesia Católica en Alemania, no es un asunto menor; si echamos un vistazo a la historia nos convenceremos de ello, pero es que cualquier hecho significativo que suceda en esta Iglesia, repercute en el resto.

Pues bien, la Iglesia alemana decidió hará unos tres o cuatro años, iniciar su propio camino sinodal, camino que ha terminado hace unos meses. Solo el conocer los temas que iban a ser reflexionados juntos (obispos, sacerdotes, religiosos/as, y seglares), hizo que las expectativas fueran importantes, a saber: el poder en la Iglesia, repensar la sexualidad, el sacerdocio, y las mujeres en los ministerios y cargos de responsabilidad.

Durante este tiempo, las reuniones, los diálogos y las conclusiones, se fueron realizando en las diócesis del país. No ha sido unánime el apoyo de todos los obispos, pero una gran mayoría, siempre lo ha defendido.

Con el paso de tiempo, y cuando las conclusiones comenzaron a ser conocidas, comenzaron a aparecer algunas opiniones en las que se ponía en duda el hacer sinodal, cuestionando algunas conclusiones y manifestando sus dudas sobre algunos de sus planteamientos. El papa Francisco ha intentado permanecer al margen, pero tampoco se ha producido una defensa a ultranza de lo que se estaba haciendo.

El documento final ya ha sido presentado, y hay unos asuntos claves muy problemáticos: la bendición de parejas homosexuales, a la que los obispos alemanes han puesto incluso una fecha para comenzar a hacerlas; el procedimiento a la hora de la elección de obispos, donde se admitiría la opinión de seglares, y la creación de una especie de “Comisión Sinodal” que debería ser establecida en todas las diócesis, como órgano de gobierno.

Sobre estos puntos, no voy a decir que haya un choque frontal, pero si muchas divergencias. Desde Roma se dice que son asuntos que deben ser admitidos por toda la Iglesia Universal, no por una Iglesia local.

La opinión general es que hay mucha incertidumbre, la fecha del Sínodo Universal convocado para octubre de 2024, será decisiva.