El suceso que cambió la historia
¿La tradición cristiana mantiene aquel dicho que “todos los santos tienen su octava”, para destacar que lo bueno no puede durar solo veinticuatro horas. Esto que se dice de los santos para que la fiesta dure ocho días, se aplica como no podía ser de otro modo al Domingo de Pascua de Resurrección, que alarga su celebración a los ocho días siguientes.
¿Qué pasó la noche del Sábado Santo?, ¿quién movió la losa del sepulcro para que el muerto pudiera salir?… para los que tenemos fe en las palabras de Jesús de Nazaret, la respuesta es facilísima. A algunos de los que no la tienen, les hubiera gustado o le gustaría que alguien pudiera decir que ha encontrado el cuerpo del crucificado, sería su argumento definitivo e irrefutable para con vencerse y convencer a otros que todo lo que ha venido después es una farsa. ¡Cuántos se frotarían las manos!
¿Qué pasó la noche del Sábado Santo para que la mente de los apóstoles cambiara de arriba abajo?, ¿qué pasó en el corazón de aquellos pescadores para que a partir de este día nada fue se igual?, ¿qué vieron?, ¿qué sintieron? ¡Buenas preguntas! Buenas preguntas que hay que intentar responder aunque solo sea en el silencio o en la contemplación de nuestros ratos de oración. El origen de todo lo que iba a empezar a pasar está en las respuestas a estos interrogantes.
De los doce, Judas Iscariote, cometió el mayor pecado: traicionar a su maestro, maestro con el que había estado durante tres años y al que conocía bien, del resto de los once, en los sucesos de Jerusalén, solo se tienen noticias de dos, uno siendo incapaz de confesar delante de unos soldados y de una sirvienta que era discípulo de Jesús, y el otro sí estuvo a la altura, fue capaz de estar de pie al lado de la cruz. ¡Solo uno! Si hablamos de porcentajes (ahora que nos gusta tanto) solo el 8% fue fiel. ¿Qué transformó entonces a estas personas?
Abrir una brecha en el judaísmo tradicional no era tarea fácil, muchos lo intentaron por otros motivos y fracasaron estrepitosamente, lo que lograron estos once, junto con Esteban y, ¡ojo!, con Pablo de Tarso, ¿puede explicarse únicamente por el empeño de unas mentes iluminadas?, ¿unos cuantos galileos, sin preparación, sin cultura, podían cambiar el rumbo de la historia?
¡FELIZ PASCUA!