Fiesta del Corpus
El domingo pasado en la misa familiar de la parroquia (como apéndice, o como curiosa nota histórica, o quizá no solo eso) preguntaba a los niños sobre unos tres jueves que, en otra época, brillaban más que el sol. ¿Qué ha sido de ellos?, lo significativo es que los padres tampoco sabían de qué iba el asunto, tuvo que intervenir algún abuelo o alguna persona mayor, para que lográramos descubrir de qué jueves estábamos hablando.
Sea como fuere, lo cierto es que el domingo día 3 de junio celebramos en nuestra diócesis la fiesta de Corpus Christi. Perece ser que fue en el siglo XIII cuando un movimiento eucarístico surgido en la Abadía de Cornillon (Belgica) propició la aparición de varias costumbres relacionadas con la Eucaristía, como por ejemplo, la exposición del santísimo, el uso de la campanilla durante la elevación y la fiesta del Corpus.
Santa Juliana de Mont Cornillon, el papa Urbano IV y el Concilio de Trento (1545-1563) fueron los protagonistas históricos en el desarrollo de esta fiesta. El barroco como movimiento artístico con unas características muy concretas aportó mucho a la concreción de esta manifestación.
En algunos lugares donde la tradición es más fuerte se ha conservado el jueves como día de la celebración, las realizaciones artísticas populares (flores, mosaicos multicolores) son realmente espectaculares, el embellecimiento de las calles, la elaboración de altares, o la orfebrería de las custodias son otras de sus señas de identidad más significativas.
La fiesta litúrgica y la devoción popular se mezclan en esta celebración, por lo que es importante saber que es una cosa y que es otra.
La Iglesia, como no puede ser de otra manera, siempre ha puesto en relación el binomio eucaristía/caridad. Siempre van juntas, es imposible su separación, el Jueves Santo es el Día del Amor Fraterno, el Día del Corpus es el Día de (Caritas) la Caridad. El Maestro instituye la eucaristía, pero al mismo tiempo se ciñe la toalla y lava lo pies a los suyos, incluso al que lo iba a entregar. Por si fuera poco les dice que hagan ellos lo mismo.
No hay rebajas, ni circunloquios, ni retórica barata, ni discursos que no entiendes, tu fe en la eucaristía, es la fe en la persona del más necesitado de tu ayuda, por lo tanto, seamos consecuentes con ello.