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III Jornada Mundial de los Pobres

III Jornada Mundial de los Pobres

La proposición número 57 del pasado Sínodo Diocesano dice textualmente: “La Diócesis ha de promover como una prioridad “la dimensión caritativa y social y la opción preferencial por los pobres, en toda la iglesia diocesana, parroquias, movimientos, asociaciones, cofradías, grupos eclesiales y en cada uno de los bautizados”. Se podrá decir más fuerte, pero más claro creo que no. No es esta única propuesta relacionada con el tema de nuestra mirada de hoy, hay bastantes más.

El domingo 17 de noviembre concluyó en la Iglesia Católica, la III jornada mundial de los pobres (hubo actos durante todo la semana anterior), jornada instituida por el Papa Francisco como resultado del año de la Misericordia que se celebró no hace mucho. Y es que no puede ser de otra manera la opción primordial de la Iglesia, como fue la de Jesús, son los pobres, o sea aquellos, que por la razón que sea, no tienen lo suficiente para vivir, no tienen ni para comer.

Algunos, creo que para quitar importancia a la Jornada, dicen que “no es para tanto”, que los pobres siempre han sido la preocupación de la Iglesia, y por tanto no hay que celebrar nada. Nuestro sínodo diocesano parece que no lo cree así, porque si siempre se hace, no hubiera destacado como una prioridad esta acción. Por lo tanto, algo no estamos haciendo bien.

El Papa después de presidir la Eucaristía del domingo, se dirigió al Aula Pablo VI, donde dio la bienvenida a 1500 indigentes, y compartió con ellos un almuerzo, cuyo menú fue: lasaña, trozo de pollo con crema de hongos, dulce fruta y café. Esta iniciativa se ha repetido en muchas diócesis del mundo donde se ha destacado la importancia de la celebración.

La responsabilidad por el desarrollo de la justicia, lleva a la Iglesia a estar cerca de las personas que lo necesitan, porque como estas tuvieran que esperar a que otras instituciones solucionaran sus problemas, cuando lo hicieran, sería demasiado tarde, porque ya no habría remedio. Por eso los gestos del papa, son tan importantes, porque intentan despertar a aquellos que pueden hacer más y no lo hacen, para la solución de estos problemas.

“La Iglesia estando cerca de los pobres, se reconoce como un pueblo extendido por todas las naciones, cuya vocación es la de no permitir que nadie se sienta extraño o excluido”, dice Francisco en su mensaje para este día.


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