La ermita de San Vito
En los tiempos pasados y en las fechas de mediados de junio se celebraba en la ermita de San Vito de nuestra ciudad la fiesta de este santo. Así como ermitas dedicadas a San Blas, por ejemplo, existen en muchos de los pueblos de nuestra geografía extremeña, la veneración de San Vito es bastante rara, no se encuentran muchos lugares donde exista.
San Vito es uno más de la ingente cantidad de mártires, reconocidos como tales por la Iglesia Católica, de los cuatro primeros siglos, y cuya historia se pierde en los noche de los tiempos, quedando solamente unos poco datos que se pueden encontrar en el libro “En torno a San Blas”, o en los escritos del investigador cacereño Serafín Martín Nieto.
La Edad Media con sus características propias, hizo que la devoción a determinados santos, relacionados con su poder ante la aparición de enfermedades, se extendiera rápidamente, apareciendo las ermitas, las cofradías o las novenas dedicadas a los mismos.
La existencia en nuestra ciudad de la ermita y de la cofradía dedicada a la organización del culto al santo, es un hecho evidente, pues aparece en todas las relaciones de cofradías existentes en la ciudad. No es que fuera de las destacadas desde el punto de vista social, o económico, pero junto con la de San Blas el Mozo siempre aparecen con sus cuentas saneadas, no muchos ingresos, pero también pocos gastos, de acuerdo con la realidad de la misma.
A partir del siglo XIX las cofradías entran en una crisis profunda y mucha de ellas llegaron a desparecer, como ocurrió con la del nuestro joven mártir.
La ermita sigue en pié en la Ronda del Matadero, pero en un estado lamentable, la parroquia de San Blas inició un intento de solución, con la recuperación de un proyecto de rehabilitación (se llegó a presentar en el ayuntamiento), pero cuando se iban a dar nuevos pasos, llegó la pandemia y se produjo un doloroso parón.
La superación lenta de esta terrible realidad hace que se piense un poco más a la hora de destinar recursos para estos fines, pero no cabe duda de que el proyecto no está olvidado, y cuando vayamos dando pasos en la buena dirección, la parroquia de San Blas volverá a la carga, para no perder esta parte de nuestro patrimonio.