La familia a examen

Fotografía: Paulo Valdivieso (Creative Commons)
Del 5 al 19 de octubre 253 personas, de las cuales 191 son obispos, participan en Roma en el Sínodo extraordinario convocado por el Papa Francisco bajo el lema “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. El tema no diría que es importante sino TRASCENDENTAL. Algunos opinan que es la reunión de obispos que más interés mediático y más polémica ha suscitado desde el lejano Vaticano II. Las Exhortaciones Apostólicas que el papa publica después de estas reuniones marcan la doctrina de la Iglesia de aquí la importancia de las mismas.
Al poco tiempo de llegar a la sede de Pedro el papa argentino ya expresó su intención de convocar esta asamblea para dialogar sobre la realidad familiar y repasar los retos que los nuevos tiempos le plantean. La familia es la institución clave para la estabilidad social y la Iglesia sabe de la importancia de la realidad de la misma.
Durante dos semanas los padres sinodales intentarán buscar juntos soluciones y reflexionar sobre la nueva realidad de la familia, esa realidad debe llevarlos a renovar lo que haya que renovar para que la fe mantenga su vitalidad. A pesar de que lo se lleve a cabo en estas dos semanas afectará a toda Iglesia Universal, el modo de trabajar seguro que nos suena, puesto que lo que se celebra en Roma no es otra cosa que un Sínodo.
Creo que el Papa Francisco se juega mucho en lo que pase estos días en la Ciudad Eterna; está en juego el estilo, las formas y la manera de hacer las cosas que el papa considera imprescindibles para la Iglesia del siglo XXI y cuyo camino dejó perfectamente establecido en la exhortación “Evangelii Gaudium”.
La cuestión no debe ser fácil porque hacía mucho tiempo que no aparecían en los medios de comunicación, de la forma en la que lo han hecho, opiniones tan abiertamente contrarias de diversos sectores de obispado.
Para unos la Iglesia no debe olvidar su condición de madre (posición en la que se sitúa claramente el Papa) que acoge con misericordia a todos y no cierra las puertas a nadie que llame a la misma con buenas intenciones, para otros la norma es muy clara y lo único que hay que hacer es cumplir lo que en ella se indica. Veremos cuál de las dos se impone.