Las parábolas no tienen edad

Fotografía: James Gaither (Creative Commons)
Hace unos veinte años por estas fechas Mateo 6 ya aparecía en la Hoja Diocesana de entonces, el otro día me dio por echar un vistazo a lo que escribía y algunas de aquellas cosas las sentí como fuera de contexto, como si no valieran ya para ahora. ¡¡Qué cosas!! Pero me encontré con esta parábola que me pareció muy actual. Ahí os la reescribo.
“En un país lejano vivía una tribu de unos 150 habitantes, en apariencia todo iba bien, la gente trabajaba lo que podía y sus relaciones eran más o menos aceptables, se hacían intentos por ir mejorando, incorporar nuevos sistemas de trabajo, cambiar actitudes…
Todos los habitantes fueron convocados a reunión general por su jefe parea tratar una serie de asuntos fundamentales para todos. La reunión fue un éxito de asistencia porque solo faltaron quince habitantes. Se trató sobre todo lo establecido y la gente volvió a sus lugares de trabajo.
A la hora de juzgar la asamblea, todo pareció muy bien, el desarrollo de los temas, la exposición de los mismos, las respuestas de los habitantes había sido excelente, todos se felicitaban y se alegraban de lo logrado.
Justo al lado de este pueblo, había otra tribu, con el mismo número de habitantes y casi con idéntica problemática que la anterior. También el jefe de la tribu convocó a asamblea general con apremio e insistencia.
Los habitantes respondieron bien y acudieron a la llamada. Fueron casi todos, sólo faltó uno. La reunión fue bien, la gente salió medio contenta, dispuesta a llevar a la práctica lo que les habían dicho.
Pero las conclusiones fueron distintas, nada más terminar había una cierta preocupación. Al revisar la asamblea, la misma se consideró como un pequeño fracaso, todos reconocieron que habían estado más pendientes de saber la razón por la que había faltado ese componente del grupo considerado como fundamental que por el desarrollo de la reunión. Su primera determinación fue nombrar a alguien que fuera a visitar al que había faltado para enterarse de su situación”.
Los proyectos, los objetivos, las planificaciones las realizan personas concretas, por eso el conocimiento, la preocupación y el seguimiento de las mismas, son las claves para el éxito en la consecución de los fines.
A la hora de la revisión de los que haces ¿dónde pones el acento para determinar el éxito o el fracaso?