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Llega la hora del balance

Campana de la Ermita de San Blas

Fotografía: Alberto Mateos

Como todos los años llegadas estas fechas, es necesario hacer balance del curso que está terminando. Los estudiantes de todos los niveles esperan ansiosos el resultado de la evaluación final que suele ser decisiva para muchos. Es verdad que habrá más oportunidades, pero los logros de ahora son muy importantes.

Será necesario revisar las acciones realizadas a lo largo del curso no solo a nivel parroquial o diocesano, sino también a nivel de grupo: vicarias, delegaciones, catequistas, Cáritas, familia, catecumenados, jóvenes… claro que para evaluar tienes antes que haber sabido programar, y tener más o menos claros los objetivos que querías conseguir.

Ya sabemos que lo fundamental es el espíritu con el que hacemos las cosas, y no el tener espléndidos planes diseñados, muy bien editados y con una estructura perfecta. Esto está muy bien, porque demuestra nuestra organización y sobre todo porque ayuda a conseguir lo que queremos, si no es así mejor no hacer nada. El sentido de lo que hacemos lo da el calor y la cercanía con aquellos que son los destinatarios del mensaje.

A nivel diocesano el curso empezó con el retraso del estudio del cuarto tema, pero al final, el mismo, ha podido ser estudiado con detenimiento y las conclusiones ya han sido enviadas a la secretaria sinodal. Sea como fuere, es imprescindible ser realista en el análisis que se haga, porque solo así se aprende de los errores, si no corres el peligro de crearte falsas realidades que no tienen ningún fundamento y que contaminan todo posible progreso. Por eso es fundamental escuchar a todos, no solo a los que sabes que te van a halagar el oído. Creo que me explico, porque a todos nos gusta que nos digan solo lo bueno de lo que hacemos.

Ya se van conociendo cosas sobre el final de Sínodo Diocesano, está redactado el reglamento de las Asambleas finales y solo falta saber las enmiendas que se hagan a esta primera redacción. El mes de noviembre de 2017 hasta la fiesta de la Inmaculada serán claves en la realización de los pasos que quedan por dar. Las asambleas tendrán unos trescientos participantes por lo que su funcionamiento tendrá que estar muy regulado y organizado, para que todo transcurra con normalidad.

El descanso de los meses de verano hará que comencemos el nuevo curso con todas nuestras fuerzas renovadas.


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