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Lo que va de un año a otro

Venta de cordones

Ya han pasado las romerías de los Mártires y de San Blas, y como otros muchos eventos y celebraciones con arraigo en la ciudad, hay que dejarlos para el año que viene, no hay otra solución ante lo que estamos viviendo.

He recordado mucho estos días los preparativos de la Romería de San Blas los años pasados: consultas diarias a los pronósticos del tiempo, preocupación por lo que pudiera pasar, intranquilidad por el número de roscas que tenías que pedir como muy tarde el viernes a media mañana. El asentamiento y el éxito de la romería dependen mucho del tiempo meteorológico, de ahí los desvelos.

Pero mira por donde, ahora estoy echando en falta todo eso, y me digo a mí mismo que lo preferiría una y mil veces, a esta situación que en estos momentos parece descontrolada, y es de gran sufrimiento para muchas personas. Oír el número de fallecidos a diario y conocer la situación de los hospitales es algo cada vez más angustioso.

Ante la ausencia de algún tratamiento que aliviara la situación de los enfermos, la única luz de esperanza que tenemos, además de nuestra colaboración absoluta a la hora de cumplir con las restricciones impuestas, es la vacuna. He oído decir a algún responsable que en pocos días deberíamos haber alcanzado la “velocidad de crucero” en cuanto a su administración, pero por lo que se ve esto no es así. Hay que exigir en este tema toda la dedicación y un esfuerzo absoluto para que este ritmo vaya mucho mejor.

En la Diócesis seguimos a la espera del nuevo obispo, el Administrador Diocesano (figura que suple al obispo hasta la llegada del nuevo) va cumplir dentro de un mes un año desde que está en el cargo, una vez llegados hasta aquí hay que dejarse de especulaciones y esperar a que tengamos la noticia. A los que deseamos su llegada sólo nos queda pedir a Dios para que mueva el corazón de los que tienen que tomar estas decisiones, para que sean todo lo diligentes que puedan.

Recomendaros que sigamos con nuestra colaboración para superar la tragedia, y denunciar esos comportamientos irresponsables que viendo lo que está pasando, no tienen el mínimo reparo en poner en peligro la vida de aquellos (sobre todo mayores) con los que se relacionan.

A cuidarse mucho todos, por favor.