Malditas medias verdades
Ya sabéis que el que escribe esta columna pertenece a una institución con mas de veinte siglos de historia (se dice pronto), en ese tiempo ha habido tiempo para todo, muchas luces, pero también muchas sombras. En la actualidad atraviesa una situación muy difícil, causada por el mal ejemplos de unos cuantos, que con su actuación hacen que su credibilidad esté por los suelos. Por otro lado, algunos con un poder mediático importante se la tienen guardada y a la mínima la acribillan destacando únicamente lo negativo que hay en ella y pidiendo la desaparición por todos los siglos de su presencia en la vida social (petición, por otra parte, que no es nueva).
Es una realidad que tiene un planteamiento filosófico profundo y que, como entendéis perfectamente, se escapa al alcance de las cuatrocientas palabras de esta columna. La misma, animada por las palabras del Papa Francisco, intenta aportar luz a esas situaciones que muchas veces han sido ocultadas de forma miserable, y toda la transparencia en los que dice relación a lo que se hace y a lo que se tiene. Y lo hacemos porque creemos que este el único camino.
He querido hacer esta introducción, por lo que voy a comentar a continuación sobre la actuación de otras instituciones que me parece que dejan bastante que desear.
El domingo pasado a la misma hora y casi en el mismo momento se producían dos hechos que me han causado una disonancia preocupante: un grupo de extremeños reunidos en Mérida, escuchaban al presidente del gobierno, hablando de cantidades de millones de no se qué, y haciendo la promesa que en verano del 2022 tendremos por fin el tren de alta velocidad en Extremadura, se inaugurará el trayecto PLASENCIA-BADAJOZ. La ovación imagino atronadora. Otro “grupito” de extremeños en Madrid, en un contexto completamente distinto al anterior, reivindicaba la importancia del tren de alta velocidad para la Extremadura vaciada.
¿Qué os parece?
Me pregunto, cuando el próximo verano se inaugure ese tramo, ¡porque se va a inaugurar seguro! ¿Tendremos que ir a aplaudir?, o ¿Tendremos que ir a poner en ridículo a los que la hagan, porque después de más de treinta años de promesas nos hablan de esta conexión autonómica? ¿Por qué no se habla del tramo Plasencia-Talavera, o de Talavera-Atocha?
Las medias verdades son terribles en todos los sitios, solo se pueden vencer teniendo la valentía de saber reconocerlas. Ha llegado el momento de exigir acabar con esto, a TODOS.
¡Felices “carboches”!