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Otra carta boca arriba

Mezquita-catedral de Córdoba

A la Iglesia católica del siglo XXI se le está pidiendo demasiadas veces los últimos tiempos que ponga sus cartas boca arriba, ella, con más aciertos que fallos la mayoría de las ocasiones, está intentando ser todo lo transparente que siempre tenía que haber sido. Unas veces acuciada por los pasos que dan otros, y otras por propia iniciativa, está sacando la vela de debajo de celemín para que alumbre y de luz.

Los aires que vienen de Roma impulsados por el Papa Francisco, han favorecido sobre manera los pasos que se están dando, y que se seguirán dando, por lo menos hasta que el sucesor de Pedro siga siendo el jesuita argentino. Que ojalá dure mucho tiempo.

A lo largo del todo el tiempo de publicación de esta columna, y antes cuando aparecía en la Hoja Diocesana (con otra denominación), siempre hemos compartido la idea de que la credibilidad del mensaje va unida a la importancia de la transparencia en todo lo que se hace. Desde que alguien me dijo una vez que “hay cosas que no se pueden decir”, me convencí que eso es una de las falacias que más daño han hecho a la Iglesia Católica.

¿A qué viene esta introducción? El 16 de febrero el gobierno de la nación, respondiendo a una petición de determinados grupos políticos, entregó en el Congreso de Diputados la lista de las inmatriculaciones realizadas en los registros de la propiedad por parte de la Iglesia Católica desde el año 1998.

Se que es un tema complicado, con muchos matices legales que desconozco, pero la acusación era muy fuerte, se pensaba, con la intención sabida de estos grupos, que la Iglesia habría utilizado su posición para poner a su nombre bienes que no le pertenecían. En la presentación de los mismos el gobierno ha declarado que “todas las inmaticulaciones se han hecho conforme la legalidad”. Lo cual, en principio es una buena noticia.

Lo interesante es que una vez hecha pública esta lista, toda persona, grupo o institución que crea que tienen o demuestren su derecho a alguna de estas propiedades podrá acudir donde sea para reclamarla.

Aunque la publicación de los datos es un paso dado por otras instituciones, la Iglesia asume esta realidad, y como decía al principio, habrá más claridad en relación con este tema. Imagino que esto no contentará a algunos y seguirán buscando cloacas por todos los sitios.

Nosotros a lo nuestro, luz y transparencia en todo y siempre.