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Pasos sinodales

Manos de san Pedro de Alcántara

Fotografía: Alberto Mateos

Ya dejamos claro que la clausura del Sínodo el día 8 de diciembre pasado, no suponía dar carpetazo al asunto, sino que nos disponíamos a comenzar el camino para hacer realidad en la diócesis, lo que allí se dijo y se aprobó. Y en ello estamos.

Creo que más que hacer operativas las propuestas, que es algo que evidentemente hay que hacer, las primeras señales sinodales, serían que empezáramos a notar las formas que la nueva evangelización nos exige. Una iglesia sinodal nos pide ser más misioneros, más cercanos, más dialogantes a la hora de hacer las cosas, más transparentes no solo en lo económico, sino en todo lo que hacemos y dejar de lado el dar por supuesto cosas que no lo son tanto, el presentar algo como definitivo, sin dar lugar a la participación y al enriquecimiento que significa conocer y escuchar las aportaciones que se puedan hacer. Este nuevo aire sinodal eclesial es el primero que tiene que notarse en nuestra Iglesia Diocesana.

Don Francisco ha dado los primeros pasos, ha mandado una carta a todos los representantes sinodales (cerca de 300), en la que primero, envía un nuevo organigrama diocesano, al que se le pueden hacer las objeciones pertinentes. El organigrama aunque solo sea un papel, es muy importante, porque supone ver de un vistazo la organización diocesana y conocer las relaciones entre las diversas instituciones o estamentos, cosa que es fundamental para un buen y claro funcionamiento. Es verdad que después hay que poner un nombre detrás de esos cargos y esto es más complicado.

Y segundo, nos pide a todos que le enviemos una serie de nombres para cubrir una serie de puestos diocesanos fundamentales. Es verdad que la última decisión es suya, pero solicitar esta aportación es demostración de esa conversión pastoral que decíamos antes, y dicha conversión se tiene que hacer realidad no solo en la forma de actuar del obispo sino en la de todos los que formen parte de su nuevo equipo de gobierno.

Nada lograremos si no hay una colaboración por parte de todos, todos somos importantes, los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y seglares comprometidos tenemos que ser portadores de ese cambio de mentalidad, que haga realidad el estilo sinodal que hemos vivido en estos años.

Venga, mucho ánimo a todos y feliz 2018.