Paz, Pau, Baké

Fotografía: na.harii (Creative Commons)
Un oftalmólogo polaco intentó a finales del siglo XIX elaborar una lengua auxiliar internacional creo que con la esperanza de que se convirtiera en una lengua hablada en todos los países. Su vocabulario está sacado de distintos idiomas, el latín, las lenguas romances, el griego, el hebreo, pero también del eslavo o del japonés. Independientemente del éxito de la empresa, como podéis imaginar no va el artículo sobre el esperanto, que podría ir, pero sí un poquito relacionada con él.
Si hay una palabra que tendría que escribirse y leerse de la misma manera en todos los rincones de nuestro mundo, esa debería ser la palabra paz.
Lo digo porque si ha habido un vocablo que he oído repetir con insistencia los pasados días navideños ha sido, sin ningún género de dudas: PAZ. Nos la deseamos para nosotros mismos, la hemos deseado a nuestros familiares y amigos, y nos gustaría que en todo el mundo fuera una realidad más que una aspiración.
La noche del veinticuatro, el día veinticinco, el primer día del año y el día seis de enero, todos los acontecimientos de esos días desbordaban en deseos de paz para todos, y lo que se celebraba era manifestación de sea paz tan querida. Y no me refiero solamente a la paz en los conflictos armados entre naciones o entre grupos con una ideología concreta, sino a la paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestro trabajo, en nuestros barrios en nuestros grupos de referencia.
Pero la paz no va a venir llovida del cielo, es algo que hay que conseguir a base de mucho esfuerzo, de mucho convencimiento y mucha renuncia. Por lo tanto, todo el año habrá que ganarla a pulso con lo que cada uno pueda aportar.
Continuamente seguirán apareciendo turbulencias y marejadas que harán tambalear esta embarcación tan vulnerable. Fanatismo de todo tipo, formas de pensar que se quieren imponer, poner las ideas por encima de las personas, olvidarse de la justicia, no respetar la vida por encima de todo. Son un cúmulo de cosas y situaciones que hacen que la paz siga siendo algo que hay que conquistar día a día.
(Acabo de redactar este artículo y oigo la noticia del terrible atentando en la redacción de un medio de comunicación de París).
¡Mucha paz para todos en el 2015!