Periodismo en el siglo primero

Fotografía: Lawrence OP (Creative Commons)
Los dos diarios de Jerusalén colocaban en primera página, y a varias columnas, la misma notica, pero con diferencias en el título, el Ideal Judío (conservador) titulaba “Ha Resucitado”, y La Nueva Opinión (progresista) “El sepulcro está vacío”. Coincidían en las fotos que ilustraba la primicia: la piedra de la entrada movida y los sudarios y mortajas por el suelo, porque algún paparazzi espabilado, que había seguido al Galileo, en alguna ocasión oyó hablar a los suyos de que decía que iba a resucitar y no quitó ojo a las mujeres y a los amigos que iban a visitar al difunto.
La verdad es que desde el domingo anterior con la entrada en Jerusalén, la prensa daba noticias preocupantes sobre lo que estaba pasando, con unos buenos reportajes gráficos porque el asunto era bastante público. Fueron muy interesantes y comentadas las opiniones del Cirineo, de Malco, de Barrabás, de Judas Iscariote antes de pasarle lo que le pasó, y de algunas mujeres que lograron hablar con él. Tuvieron más problemas para encontrar a la Verónica, hasta el punto de que no dieron con ella, y para sacarle alguna declaración al par de sus mejores amigos que quedaban por allí, porque siempre se escabullían. Fue inútil su intento de que hiciera declaraciones la madre del condenado, tan solo siempre aparecía en las fotos porque estaba muy cerca de lo que pasó, pero palabras ninguna.
Algún soldado romano tuvo también su protagonismo, contando los detalles del Calvario, pero lo hacían en un tono muy despectivo como si con ellos no fuera el asunto, tenían claro que todo era debido a las tonterías religiosas de los judíos, y los plumillas se llevaron bastantes empujones y desaires para quitárselos de en medio.
Algunos de los reporteros especialistas en la historia de los judíos comentaban que se extrañaban mucho de la ausencia significativa de aquellos que durante tres años estuvieron junto al judío que se decía Hijo de Dios, incluso habían ido a las orillas del lago Genesaret para buscarlos en casa de sus familiares pero les dieron con las puertas en las narices.
Lo cierto es que con lo acababa de suceder, la cosa prometía, ellos se frotaban las manos, porque intuían que no les iba a faltar el trabajo. Pensaban que a partir de ahora todo iba a cambiar, pero… ya sabemos cómo son los periodistas.
¡Feliz Pascua!