Rolando Álvarez, obispo

Fotografía: Conferencia Episcopal de Nicaragua
Hace un par de semanas, dije que volvería sobre la figura de este obispo nicaragüense, he dejado pasar poco tiempo, es verdad, pero es que le tenía ganas.
El presidente Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo (¿?) han dado un paso más en la demostración de su obsesión contra la Iglesia católica, con la condena a 26 años de prisión de este obispo por negarse a ser extraditado a los Estados Unidos. La sentencia, precedida por un juicio donde brillaron por su ausencia las mínimas garantías legales, confirmó las acusaciones “de traidor a la patria” contra este pastor católico.
Los que conocían a Rolando ya lo habían predicho, “no se va a arrodillar. Lo metan donde lo metan”. La Iglesia católica es en Nicaragua el último bastión de la libertad, Ortega lo sabe, por eso hace lo que hace, para quedarse sin oposición alguna. Rolando se negó a subir al avión con esta frase lapidaria “Que sean libres, yo pago la libertad de ellos”. La sentencia y su comportamiento ante ella lo han convertido en un símbolo de la resistencia de toda la iglesia católica nicaragüense y de todos los que defienden la libertad y la democracia en este país.
¿Quién es monseñor Rolando Álvarez? Si lo buscáis en google os dirá “que es un obispo católico de la Diócesis de Matagalpa (centro del país), una de las voces más críticas de la jerarquía católica de Nicaragua. Sus sermones fustigaban la violación de los derechos humanos, la persecución religiosa y el abuso de poder…” ¿Todavía hay obispos así? Pues parece que sí.
Nació en Managua, de padre obrero y de madre que vendía atol (una cocción dulce de maíz y agua). En 1994 se ordenó de sacerdote en Managua y en 2011 fue nombrado obispo de la diócesis que ya hemos citado. Su hermana dice de él que “nunca se involucró en política, solo en la religión”. Siendo más joven, por negarse a hacer el servicio militar exigido por los sandinistas, tuvo que refugiarse en Guatemala.
La historia de la Iglesia católica en América Latina es apasionante. Con sombras, pero con unas luces que es necesario poner de manifiesto. Que la figura de un obispo católico sea valorada como garante de la libertad, por parte de unos medios de comunicación, muy dados a destacar únicamente los aspectos negativos de los mismos, es algo digno de mención y de reflexión.
¡Buen camino hacia la Pascua!