Semana de la unidad

Fotografía: Markus Grossalber (Creative Commons)
Cuando leáis estas líneas estaremos terminando la celebración de la semana de oración por la unidad de los cristianos. Siempre me gusta escribir sobre este tema porque mientas siga existiendo la necesidad de rezar por la unidad, no digo que no haya cosas que hagamos bien, pero no tendremos la tentación de presumir cuando nos queda tanto por hacer en este asunto tan escandaloso.
No es algo que nos coja de sorpresa, porque fue unas de las preocupaciones fundamentales de Jesús y fue considerado por El no como un tema menor por las veces que lo adelantó y que comenzó a manifestarse en los primeros pasos del cristianismo.
Los estudiosos de la Historia de la Iglesia serán los que deberán explicarnos las razones que dieron origen a la división y las causas de su asentamiento. Pero, dejando aparte esto, pienso que el tema es muy difícil, porque el paso del tiempo ha hecho que sea una realidad como muy enquistada y la cirugía no parece que sea la solución, hacen falta otras acciones y otras decisiones que no se si estamos preparados para hacerlas. Aunque se valoren los pasos que se dan, la verdad es que no son los significativos que deberían ser. Se han multiplicado los gestos pero los avances en temas doctrinales son mínimos.
“Os invito a un cambio de actitud: pasar de la indiferencia y el miedo a una sincera aceptación del otro” Papa Francisco. “Si seguimos avanzando en el camino de la unidad en una misma fe, descubriremos que la diversidad nos complementa y enriquece” Obispo Francisco.
El convencimiento de que este es el camino, creo que es el avance más espectacular que se está produciendo en los últimos tiempos, pero esto es solo el comienzo, hay que estar dispuestos a seguir dando pasos y, hay que reconocer, que aquí es donde todavía no se atisban señales por donde pueden ir los avances que se producirán en el futuro.
Entonces ¿sólo nos queda rezar? Como personas religiosas sabemos que esto siempre estará presente en nuestro repertorio de conductas, pero es la hora de pasar de los gestos a las acciones concretas. No perder la esperanza, evitar todo aquello que considere al otro como inferior y fomentar acciones en las que participen todos, serian las acciones a realizar. (Lo organizado por la Delegación con motivo de la celebración es una muestra de ello).