Seminarios

Fotografía: Iglesia en Valladolid (Creative Commons)
En la Edad Media, alrededor de las catedrales y teniendo como centro las bibliotecas de las mismas, surgieron los centros donde se aprendían los saberes de entonces, saberes al que tenían acceso solo unos cuantos privilegiados. Se aprendían primero las artes liberales: aritmética, dialéctica, gramática, música, matemáticas, astronomía… y después se daba a paso a las asignaturas eclesiásticas. El descubrimiento de la imprenta hizo que el tema se desbordara, y la Iglesia tuvo que replantarse la necesaria formación del clero.
El Concilio de Trento (1545-1563) celebrado en la ciudad italiana que da nombre al mismo, fue el encargado de buscar soluciones para este tema tan delicado, como es que los que iban a ser los transmisores de la fe tuvieran una formación acorde con su labor. El protestantismo se estaba extendiendo por Europa y era necesario responder con argumentos sólidos. Por esto los padres conciliares decretaron la obligatoriedad de que todas las diócesis erigieran como centros de formación para los futuros sacerdotes, los seminarios. Todas las diócesis, unas con más rapidez que otras, comenzaron a construir y fundar los mismos. Se puede decir que desde este momento comienza la historia de estos centros de formación tan importantes en la Iglesia.
La Diócesis de Coria no se quedó atrás y rápidamente se puso manos a la obra, el Obispo Galarza fue el encargado de llevarlo a cabo, lo construyó no en la cabecera de la Diócesis como había mandado Trento, sino en Cáceres, en la actual plaza de Galarza, donde ahora está el aparcamiento. En el año 1604 el Seminario Conciliar estaba funcionando.
Alrededor de la fiesta de San José la Iglesia de España coloca la celebración del día del Seminario. En nuestra Diócesis tiene ahora un significado especial, por que las obras de rehabilitación y acondicionamiento que se están realizando en el edificio nos exigen un poco mas de generosidad a la hora de nuestra aportación económica. Tengámoslo en cuenta.
La Conferencia Episcopal Española ha escogido como lema de esta año, la frase teresiana “Señor, ¿Qué mandáis hacer de mí?”, frase que pone en valor la dimensión de la disponibilidad en la opción por la vocación sacerdotal.
La disponibilidad es una de las virtudes básicas de la vocación al sacerdocio o a la vida religiosa, hasta tal punto que podemos decir que no hay vocación sin haber interiorizado lo que significa la misma. Estar disponible es casi dejar de ser uno mismo, y eso son palabras mayores.
¡¡¡FELIZ CUARESMA!!!