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Siempre construyendo

Mar

Fotografía: Mirai Takahashi (Creative Commons)

Allá por el mes de septiembre, el curso 2015-16 se disponía a comenzar con una muy mala noticia, nos dejaba Don Nico, pero todos sabíamos que desde donde está él iba a seguir con nosotros.

Con el mes de octubre los grupos sinodales comenzaron a estudiar los tres temas propuestos para este curso, uno por trimestre: la evangelización, el compromiso social y la identidad y formación del laico. Tres temas que han necesitado esfuerzo y fidelidad por parte de todos los grupos. El secretario del Sínodo hacía un balance realista de todo el trabajo sinodal realizado hasta ahora en el VIII Congreso Teológico Pastoral de primeros de junio.

Nos queda mucho por hacer: estudiar el cuarto tema “La organización de la Iglesia Diocesana”, la preparación y desarrollo de la Asamblea Sinodal final donde se presentarán las propuestas realizadas, y sobre todo el asumir lo que diga y apruebe esa Asamblea como guía de la actividad pastoral diocesana en los próximos años.

Por lo tanto, una vez pasado el tiempo veraniego de los meses de julio y agosto, habrá que volver con las pilas cargadas y dispuestos para afrontar el trabajo que nos queda por delante.

El valor de las evaluaciones de lo realizado hasta ahora, es que nos da la posibilidad de reconocer los fallos y valorar los aciertos, esa es la actitud que hay que tener, si así lo hacemos no cabe duda de que vamos por el buen camino. Valoremos siempre lo que nos une y dejemos de lado aquello que no fomenta esta unión.

Todo lo que hemos hecho debe estar siempre al servicio de la construcción de ese Reino de Dios que da sentido a nuestro trabajo, lo que sucede, es que siempre están por medio los deseos personales de los cuales no podemos prescindir porque son parte de nosotros, lo que hay que hacer es que conociéndolos, logremos controlarlos con madurez y responsabilidad. Lo cual no es fácil, pero sí posible.

Gracias a todos los que durante este curso habéis seguido la columna semanal, os agradezco los comentarios que me hacéis llegar de forma particular, y si, Dios quiere, y la dirección del semanario lo considera oportuno, volveremos a tener este contacto todos los fines de semana.

Aprovechad este tiempo para seguir creciendo y aprendiendo cosas, que eso nunca viene mal. Muchas gracias a todos.

¡Feliz verano!