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Tiempo de espera

Corona de Adviento

Desde el pasado 27 de noviembre los católicos andamos metidos en la celebración del primer tiempo fuerte del año: el Adviento. Durante cuatro semanas queremos seguir descubriendo y viviendo lo que significa creer que Dios haya nacido, y que se haya hecho uno de nosotros. Lo he dicho en menos de una línea y parece algo como normal, pero la cosa tiene su aquel.

La filosofía griega había hablado de los dioses, como seres caprichosos, que podían hace lo que les viniera en gana porque eran dueños de todo, dominaban a los hombres y nada se hacía sin que ellos lo decidieran, como eran muchos había disputas entre ellos, riñas que se solucionaban utilizando malas artes para humillar al rival y para quedar por encima de él.

Pero sucedió que el año correspondiente desde la fundación de Roma (según contaban los años los romanos) comienza a difundirse por tierras de judíos que ha nacido el Mesías que esperaban y que se había hecho hombre en un tal Jesús de Nazaret. A partir de entonces ya nada fue igual.

Los que aceptemos este hecho como cierto, ¿tenemos asumido lo que significa creer en un Dios hecho hombre que nace en un portal? Estas cuatro semanas son el momento adecuado para intentar profundizar en lo que eso significa. Durante cuatro domingos las lecturas dominicales nos irán dando pistas para acercarnos un poco a la profundidad de esa realidad. No desaproveches esta nueva oportunidad.

No voy a decir nada sobre los black friday, ni sobre las rebajas, ni sobre loterías, ni sobre las luces de la ciudad, ni sobre los regalos, porque no merece la pena repetir las cosas, y porque creo que no tiene utilidad alguna. Tan solo una llamada a situarse ante esa realidad a los que de verdad quieran hacerlo.

Los gestos de la Navidad auténtica van por otro camino, pero hay que saberlo andar, son gestos de silencio, de familia, de reflexión, de misericordia, de campañas por la paz, de campañas por una vivienda digna, para que no haya ningún niño sin juguete, para que no haya pobres en las calles, para que las diferencias entre los que tienen mucho y los que no tienen nada no vayan aumentado cada vez mas.

El niño de Belén entre las pajas del pesebre tiene algo que decirte, atrévete a preguntárselo.