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Tiempo de revisión y planificación

Organización

A las instituciones que se organizan según la duración del curso escolar, les ha llegado el tiempo de la revisión de lo hecho y la planificación de los nuevos objetivos para el próximo.

No quiero decir con esto que tengamos que estar excesivamente preocupados por ese deseo de tenerlo todo atado y bien atado (¡estamos siempre dando vueltas a lo mismo!, ¡lo único que hacemos es programar!), no va por ahí la cuestión, lo que pretendo explicar es que es imprescindible saber qué es lo que pretendemos, los recursos con los que contamos, hasta donde podemos llegar y que es lo que cada uno puede aportar.

No puede ser que tenga poco claro que es lo que hay hacer, atreverme a lanzar la propuesta, y no contar con las personas capacitadas para hacerlo, o lo que es peor, teniendo esas personas, que éstas, no cuenten con el tiempo necesario para poder realizarlo, porque tienen otras tareas u ocupaciones. Esto es una mala organización, que es lo que se pretende evitar con estas revisiones y planificaciones al final de cada etapa.

Es imprescindible aprender a trabajar de esta manera, así se evitan disgustos innecesarios, y desengaños sobre lo que uno quería, pero no podía.

Esta introducción me sirve para comentar un poco la actualidad diocesana. En el mes de mayo, Don Jesús, después de un año de presencia entre nosotros, ha hecho nombramientos en dos parcelas de la realidad pastoral verdaderamente importantes: La nueva vicaría de Asuntos Económicos y el nuevo Vicario de Pastoral y Evangelización.

Después del nombramiento, es de cortesía conceder cien días para que el que llega al cargo se familiarice, tome contacto, y comience a tomas sus primeras decisiones, pues bien, estos que llegan, no van ni a tener este tiempo, hay que ponerse en modo acción desde ya.

Es verdad que están los meses de julio y agosto de por medio y esto va a conceder un tiempo para ir haciéndose a la realidad, pero el mes de octubre se te hecha encima rápido y hay que presentar objetivos concretos para el nuevo curso.

Confiamos siempre en la presencia del Señor que sentimos a nuestro lado, y esa presencia es la que nos hace ser realistas a la hora de reconocer lo que nos falta, saber analizar la realidad con los menos prejuicios posibles, y aspirar siempre a hacerlo mejor.

¡Buen fin de curso para todos!