Tres en uno

Fotografía: tetedelart1855 (Creative Commons)
En el espacio de muy poco tiempo se han producido en la diócesis tres noticias o acontecimientos dignos de mención.
Una. Durante dos días (lunes y martes de carnaval) los sacerdotes y diáconos de la Diócesis han tenido sus jornadas anuales de formación en la Casa de Espiritualidad de la Montaña. El tema era de una tremenda actualidad “la ideología de género”, algo para lo que hay que estar preparado porque sin darnos cuenta puede que nos invada y nos cambie los esquemas sobre los que nos asentamos. Como si la Iglesia tuviera cincuenta años de historia y no supiera que los signos de los tiempos son imprescindibles para cumplir como es debido su misión. Las jornadas también nos han servido para seguir asentado la realidad de que la formación con mayúsculas es imprescindible para saber situarnos convenientemente.
Dos. Ya se nos ha entregado el libro con las conclusiones aprobadas en el pasado Sínodo. Hay primero una pequeña historia de los pasos del evento y al final una relación de todos los que han participado más directamente en las acciones sinodales, desde aquí un aplauso a los tres mil que han trabajado en los grupos a lo largo de toda la geografía diocesana. Ahora habrá que leerlas detenidamente, para que las mismas impregnen toda la planificación pastoral diocesana. Tan importante como las conclusiones es que el espíritu sinodal, que es sobre todo: escucha, participación por parte de todos, transparencia y que toma de decisiones consensuadas sea algo cotidiano en el devenir diocesano.
Tres. El nuevo organigrama diocesano y los nombramientos que dependían de Don Francisco y del Consejo Episcopal, ya se han producido. Faltan los que dependen de los sacerdotes, diáconos y vida consagrada que son el Colegio de Arciprestes y el Consejo Presbiteral, y los que dependen de los laicos, el Consejo de Pastoral Diocesano. Pero como en el punto anterior más importante que los nombres (que sin duda lo son) es el estilo de trabajo a desarrollar: coordinación, planificación y revisión de lo que se haga, deberán guiar los pasos a dar a partir de ahora. Habrá que superar el Síndrome del Gatopardo, que es aquel que cambia todo para que todo siga igual. Nada de eso. La mentira y las malas artes no tienen cabida en la Buena Noticia.
El camino cuaresmal es un buen proyecto para hacer realidad lo que queremos.