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Viaje del papa a Chile y Perú

Viaja del papa a Chile y Perú

Fotografía: Oficina de información del Opus Dei (Creative Commons)

El papa Francisco sigue demostrando con sus actos que está convencido de lo que predica en sus documentos. Ya sabemos que la coherencia es la mejor demostración de la verdad de lo que cada uno dice, no porque sea la verdad, sino porque es la manifestación que no engañas a nadie, y que no hay otros intereses, ocultos o no, que desvirtúan la realidad de lo que decimos.

Su viaje a Chile y a Perú, de los últimos días, está siendo una demostración de lo que acabo de decir.

Está convencido que la pederastia en el seno de la Iglesia, es la mayor de las lacras de la misma, por el daño terrible que hace, sobre todo en el corazón de los buenos creyentes… no tiene ningún reparo en visitar el país que en este momento concreto está viviendo esta realidad de una forma más cruda, se reúne con las víctimas, habla cara a cara con ellas, pide perdón nada más pisar el país, demuestra valentía a la hora de aceptar el problema, lo llama por su nombre, y demuestra el coraje y la gallardía necesaria de enfrentarse a la realidad sin tratar de enmascararla.

Sabe que los jóvenes tienen que ser el futuro de la Iglesia, porque no puede ser de otra manera… pues va y les dice a las mismos “que hablen, y que lo ayuden a que la Iglesia no sea la Santa Abuela Iglesia”.

Conoce perfectamente que los derechos de las minorías étnicas son continuamente pisoteados, y ninguneadas sus peticiones… los mapuches reciben su visita y clama contra todas las injusticias que se cometen contra ellos, condenando la violencia y unas injusticias que tienen siglos de duración.

Es consciente que la corrupción es otro de los problemas que más preocupan, por el escándalo que supone, y por el desprestigio y el desapego que produce, sobre todo cuando aparece en personas que tenían que se mas ejemplares… lo denuncia delante de las autoridades y de los que pueden hacer más para hacer desaparecer esta lacra.

No faltó la llamada a la esperanza, ni la petición a los cristianos a participar en política como una dimensión de la fe, ni el consejo de estar siempre al lado de los enfermos y de los que sufren…

Al ser tan claro en lo que hace y dice es normal que tenga sus detractores, incluso dentro de la Iglesia. Esto, es la mejor demostración que va por el buen camino. Os invito a leer Lucas 6,26.