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Línea de salida

Cuando a primeros de diciembre, nuestros dirigentes panificaban las fechas navideñas, parecía como si nada hubiera pasado: se permitiría reuniones y cenas con familias y allegados, horarios relajados, y apelación a la responsabilidad individual como solución definitiva. Los números de la pandemia eran aceptables, las vacunas estaban al caer y la cosa iría a mejor.

Solo escuché la llamada de atención de algunos médicos y científicos que pusieron el grito en el cielo para llamar la atención, y lanzar la acusación, a quien correspondiera, de que no habíamos aprendido nada.

¡Qué razón tenían! Solo tuvo que pasar el puente de la Inmaculada para darnos cuenta de ello. Números disparados de nuevo, hasta límites que no habíamos conocido. Pero ¿tan torpes y necios somos? Parece que sí.

Acabamos de comenzar un nuevo año. Hoy se inicia el segundo trimestre en todos los centros escolares, y aunque con diferencias significativas, damos otra vez marcha atrás: clases a distancia, y lo que es peor, negocios cerrados una semana, para ver como evolucionamos. En la ciudad estamos cerca de los mil casos activos y eso son palabras mayores. Algo ha pasado para que el número de contagios se haya disparado de esta manera, hay algo que hemos vuelto a hacer mal, y eso no puede ser.

El goteo de los fallecidos es algo que tiene que mantenernos alertas, estamos ante un enemigo muy peligroso, no hay que bajar la guardia, no hay que relajarse, es necesario seguir evitando los contactos que no sean imprescindibles. Es muy triste comprobar el comportamiento de tanto irresponsable, como si con ellos no fuera la cuestión.

Ya están aquí las vacunas y eso debe hacer que mantengamos la esperanza, pero hay que saber esperar, hace falta un mes para que las mismas sean efectivas y produzcan la inmunidad. Han aparecido también algunas voces críticas contra la planificación de la aplicación de las mismas. Si lo que vivimos es tan angustioso ¿qué razones se pueden esgrimir para que no nos demos prisa?

A pesar de nuestro cansancio por la situación, a pesar de que la tristeza nos embargue al conocer casos concretos, no hay que permitirse venirse abajo, hay que utilizar todos recursos que cada uno tiene para seguir viendo la luz al final de túnel, solo así podremos vencer.

Mucho ánimo, mucha fe y cuidaros mucho, por favor.


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