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Corpus Christi (A)

Corpus Christi

JUAN 6, 51-58. En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».


Cuando en la noche del Jueves Santo Jesús celebra la pascua judía con sus discípulos, instituye la Eucaristía para perpetuar su presencia entre nosotros, a partir de ese momento el pan y el vino serán signos de su cercanía, de su presencia a nuestro lado.

Pero el fundamento de la Eucaristía está en la celebración de la resurrección de Jesús por los apóstoles, hombres y mujeres, que compartieron con fe y alegría aquella experiencia tan extraordinaria. En este origen los comensales repitieron el gesto de la fracción del pan, con el que Jesús comenzó la última cena, gesto y pan que ahora pasaron a ser el signo sacramental de una nueva presencia entre los suyos. Desde entonces el mismo Jesús se ha venido haciendo presente a través de la historia cada vez que una comunidad de creyentes se reúne y se pronuncian las palabras de la consagración, de la misma manera que se hace presenta ahora en nuestra celebración.

¿En que medida cada vez que voy misa, cada vez que vengo a la celebración de la Eucaristía me siento viviendo la ultima cena del Señor y lo que allí se dijo?, ¿demuestro mi amor al prójimo como Jesús me pide?, o ¿estoy centrado únicamente en mis peticiones particulares? Mejor que responder ahora a estas preguntas, deberíamos dejarlas abiertas e irnos con esos interrogantes en nuestro interior, y tratar de responderlas en nuestros ratos de reflexión a lo largo de la semana.

Según lo define la propia Iglesia, el día del Corpus está establecido para ofrecer a la piedad de los fieles el culto al Santísimo Sacramento, si el Jueves Santo se conmemora la institución de la Eucaristía, en este día se hace más énfasis en el culto, en la adoración dedicada a ella.

La frase de Jesús “Dadles vosotros de comer” en la narración de la multiplicación de los panes no fue una frase ingenua por su parte. Jesús intenta marcarles un estilo de vida, donde la preocupación por las necesidades de los demás, no sea algo secundario sino que ocupe un lugar destacado en nuestra fe. Por eso aún sabiendo lo que después iba a hacer, les manda que les den ellos de comer, es decir que compartan lo que tengan, y no se preocupen de si es mucho o es poco, pero que lo hagan. Esta es la gran lección de Jesús a los suyos entonces, y a nosotros ahora.

Viene muy bien esta reflexión en el día de la caridad, o en el día de Cáritas, una de las instituciones que dentro de la Iglesia, intenta hacer realidad ese mandato de Jesús, Cáritas como otros grupos de caridad intentan dar de comer a aquellos que en nuestra sociedad son los últimos en todo, los que no cuentan, los que no votan, los que no son reconocidos para nada ni por nadie, los que por no tener no tienen ni dignidad, esos son los últimos, aquellos en los que se hace realidad aquel dicho inquietante de Jesús, ojo que muchos últimos serán primeros. Por eso en este día en el que se nos ha pedido nuestra colaboración con esta institución debemos demostrar nuestra generosidad, como signo de esa responsabilidad de creyentes, pero además de esto, reflexionamos sobre la realidad de este mensaje y sobre todo, sobre como lo intentamos hacer realidad en nuestra vida.

Y a nosotros que todos los domingos, al terminar nuestra reflexión pedimos con el máximo interés para que termine el hambre en el mundo, para que los enfermos encuentren consuelo en su dolor, que los tristes encuentre quien les anime, que los que están solo encuentren compañía, hoy a nosotros Jesús nos pide que revisemos esas peticiones, que no dejemos de hacerlas, pero que las mismas sean un serio compromiso personal, para que seamos los primeros que intentemos solucionar los casos que podamos conocer donde se den algunas de esas situaciones.

Por eso le pedimos al Señor que aumente nuestra fe para comprender esto, que nos ayude a hacerlo realidad, y que nos de la fuerza suficiente como para llevarlo a la práctica.