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Domingo XIII del Tiempo Ordinario (A)

Cristo cargando con la cruz

MATEO 10, 37-42. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mi, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».


En el evangelio Jesús sigue instruyendo a los suyos, o sea a nosotros, a los que venimos cada domingo a escucharle. La semana pasada nos dijo como el hecho de seguirle podría acarrearnos problemas y que ante eso nos mantuviéramos fieles, porque nosotros valemos más que los gorriones. Eso nos decía la semana pasada. Pues bien, ahora abundando un poco mas en la idea, nos enseña que la opción por él, por Jesús, debe ser total. La fidelidad a Jesús no puede estar supedita por otras fidelidades humanas. Con Jesús no sirven las medias tintas, ni las indecisiones, ni las ambigüedades. La exigencia del seguimiento es fuerte, nos compromete hasta lo más profundo de nosotros mismos.

En este tiempo de calor, cuando a uno le cuesta hasta pensar, esta palabra del Señor, nos puede sonar a demasiado exigente, y es posible que así sea. Esta exigencia se manifiesta, entre otras,  en dos afirmaciones: primero, hoy me dices que mi a amor a ti debe estar incluso por encima que del de mi propia familia. Como dicen hoy: eso es muy fuerte. Ojo que ha habido algunos que mal entendido este texto, han dejado sus obligaciones familiares, por una hipotética llamada de Dios, permitidme que en principio dude de esa llamada del Señor. La auténtica llamada  se realiza, cuando lleva consigo primero el cumplimiento de tus obligaciones familiares, en respuesta al  cuarto mandamiento que todos conocemos.

Entonces ¿por qué Jesús utiliza esta comparación confusa? Simplemente porque quiere transmitirnos esa necesidad de ser mas fieles, y lo hace utilizando una comparación que efectivamente nos haga pensar, una comparación que nos despierte y nos haga reflexionar. Jesús quiere que lo sigamos, si, pero cumpliendo con nuestras obligaciones de padres o de hijos. Como decía antes, desconfiemos de aquel seguimiento que lleva consigo el dejar desamparado a algún familiar cercano. Ahí seguro que no está Dios.

Dejando esto claro,  puedo pasar a la segunda exigencia, también de categoría, ¿cómo llevo la cruz de cada día? Y preguntarse por la cruz es preguntarse por la vida misma, ¿cómo me comporto ante la dificultad, ante los problemas?, me enfrento con ellos, con decisión, o si puedo se los echo al vecino. Ahí es donde tengo que demostrar mi fidelidad a Jesús, el ejemplo suyo lo tenemos bien claro, el se agarró a la cruz,  la subió hasta el monte, e incluso dio la vida en ella. Tengo que reconocer Señor que la mayoría de las veces, ante las cruces de la vida no doy la talla, si puedo me las quito de encima a la menor oportunidad, hago como Pedro y lo doce que desaparecieron en esos momentos de tu lado.

Ahora comprendo un poco mejor porque dices que el que diga que es tu discípulo tiene que serlo de verdad, no a medias. Pero Señor, me quedo solo en la comprensión, es decir sé lo que significa, y a lo sumo en la celebración y en los momentos de reflexión, puedo decirte que estoy dispuesto  a hacerlo, pero en la vida diaria, es muy difícil, la sociedad nuestra no está por la labor, y no voy a hacerlo yo solo. Me desanimo rápidamente y me olvido fácilmente de lo que me pides. A lo sumo te tengo ahí para que me soluciones mis problemas, y mis necesidades, y resulta que si quiero serte fiel eso me va a traer complicaciones, así que ya me dirás.  Yo te quiero para que solucionarme mis problemas y darme ánimos, no  para darme tú más complicaciones.

Te pedimos Señor que nos des claridad de mente para comprender esta cosas, te lo pedimos especialmente hoy para los que estamos aquí. Y lo hacemos recordando siempre a los que menos tienen, a los enfermos, a los que están solos, a los que necesitan de los demás y no encuentran quien les ayude, te pedimos especialmente por ellos.


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