Homilía de Santiago Apóstol (B)
MATEO 20, 20-28. En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: ¿«Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Podemos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Además del Domingo como Día del Señor, celebramos hoy la fiesta del apóstol Santiago, hay que tener cuidado porque hay dos Santiagos en el grupo de los doce, uno Santiago el mayor, el hermano de Juan evangelista, pescadores en el lago de Galilea donde son llamados por el maestro, y otro Santiago el de Alfeo, o Santiago el Menor, que fue una figura clave en la primitiva Iglesia de Jerusalén. Hoy recordamos al primero ellos Santiago el Mayor, uno de los tres preferidos por Jesús (Pedro, Santiago y Juan) y que fue el primero de los apóstoles martirizado, en concreto fue Herodes Agripa el que lo condenó entre los años 42-44 o sea nueve, diez años después de la muerte de Jesús.
En los tres primeros siglos ya encontramos textos de autores de prestigio reconocido que escriben sobre la presencia de este apóstol en tierras españolas, es verdad que otros autores también importantes, que hablan sobre el anuncio de evangelio en España no citan al apóstol, y dada la importancia del hecho, es un poco extraño.
El poco tiempo que transcurre desde la muerte de Jesús hasta su muerte no es un argumento serio para negar su venida porque, los viajes por el Mediterráneo eran frecuentes en aquella época y podía perfectamente haberse realizado.
Otras cosas son la tradición del sepulcro del apóstol en Santiago de Compostela del siglo IX, o la aparición al mismo de la Virgen María, que es una tradición bastante más tardía en concreto de finales del XIII. También podríamos citar al camino se Santiago y la importancia del mismo en la construcción de la idea de Europa.
El tema es muy interesante, pero sobrepasa nuestra reflexión dominical, os invito a leer algo sobre el mismo sobre todo si os gustan los temas históricos. Lo que no podemos es aceptar las cosas, solo porque nos las dicen, es necesario el trabajar un poco sobre ellas y encontrar razones que nos convenzan o no.
Desde el punto de vista de nuestra vivencia religiosa, Santiago es para nosotros un modelo de seguimiento de Jesús, como todos los santos, este de una manera especial por ser de los doce escogidos por el propio Jesús. Santiago fue de los que dejo las redes y se fue detrás del Maestro, dejando casa y familia, costumbres y tradiciones. La llamada del Señor, lo empujo a seguirle hasta el final. Supo ser fiel por encima de los peligros y los abandonos. Siempre que celebramos la fiesta de un apóstol recordamos el origen de nuestra fe. Una fe que, como recitamos en el credo, es apostólica porque nace del testimonio de los apóstoles. De aquí la importancia de las celebraciones en las que recordamos a los fueron los primeros seguidores y continuadores de la obra de Jesús.
Por lo tanto a partir de este ejemplo de vida, debo realizar mi reflexión interior. Yo como cristiano, también he hecho la opción del seguir a Jesús, de una u otra manera a mi también el Señor me invita a seguirle y que deje aquellas cosas que me separan de El, o que hacen que mi seguimiento sea a mucha distancia. Por eso puedo preguntarme, ¿qué es a lo que yo tengo que renunciar para que sea mejor y mas fiel seguidor de Jesús?, y aquí entrarían el repaso de mis pecados y mis fallos cotidianos, mi falta de compromiso, el poco valor que le doy a lo que creo, mi indiferencia hacia algunas cosas, mi escasa responsabilidad a la hora de ser consecuentes con mi fe, en fin tantas cosas que demuestran que todavía me falta mucho por hacer y en lo que tengo que mejorar.
La mejor manera de superar nuestros defectos es reconocerlos como tales, solo cuando los reconozca podré empezar a trabajar para superarlos, por eso ante el Señor cada uno que se conoce y sabe donde están esos defectos, le ofrece al Señor sus deseos de mejora y de superación.
Se lo pedimos al Señor hoy para que nos ayude a lograrlo, se lo pedimos especialmente para nosotros los que recordamos la figura de este santo y celebramos el día del Señor y lo hacemos al tiempo que recordamos y pedimos por todos los que lo pasan peor que nosotros, los pobres, los enfermos, los que están solos, los que no tienen a nadie que les quiera………..